En la actualidad el ciclismo femenino se encuentra en pleno auge y son muchas las mujeres que se animan a descubrir todo lo que les puede ofrecer una bicicleta. Competición, cicloturismo, movilidad urbana… Las mujeres hacen uso, cada día más, de la bicicleta según sus necesidades y gustos.
Pero esto no siempre ha sido así. De hecho, tras su creación, las bicicletas se convirtieron en un símbolo de libertad para las mujeres y un medio para su lucha por la igualdad. ¡Os explicamos por qué!
La bicicleta como símbolo de libertad
Cuando en el Siglo XIX, la bicicleta comenzó a hacerse popular como vehículo de transporte, las mujeres tuvieron que superar distintas barreras para poder hacer uso de ellas.
La bicicleta suponía un gran cambio para la vida de la mujer. Le otorgaba libertad de movimiento e independencia, dos características que hasta el momento dependían de los hombres (la mujer necesitaba de su marido, hermano o padre para poder desplazarse). De esta manera, las mujeres ganaban autonomía y libertad, hechos que no sentaron muy bien en la sociedad patriarcal de la época.
Debido a ello, los hombres consideraban poco decoroso, peligroso e incluso argumentaban que la bicicleta podía causar daños físicos en la anatomía femenina. Llegando a inventarse que las mujeres podían adquirir una enfermedad “Cara de bicicleta” (labios demacrados, ojos saltones, mandíbula apretada y rostro de cansancio) si hacían uso de esta como medio de transporte.
Pero muchas mujeres, ligadas a movimientos sufragistas y de lucha por la igualdad, no se dejaron llevar por la presiones de la época y continuaron haciendo uso de la bicicleta para lograr sus objetivos, desafiando a la sociedad machista del momento. De este modo, la bicicleta se convirtió en un símbolo de lucha de la mujer por alcanzar la igualdad.
Susan B. Anthony (escritora, sufragista y activista por la igualdad) dejaba constancia de este hecho con su declaración “Cada vez que veo una mujer sobre una bicicleta me alegro, porque es la imagen de la libertad”.
La bicicleta y el vestuario de la mujer
La bicicleta no sólo supuso independencia y autonomía para la mujer, sino que también ayudó a que las mujeres se liberaran de las vestimentas victorianas de la época (vestidos, faldas y corsés) que encorsetaban sus cuerpos y limitaban sus movimientos.
Amelia Bloomer (periodista y sufragista), popularizó en 1851 una especie de pantalón similar a los actuales bombachos, que fueron bautizados como los “Bloomers”. Tuvo una gran cantidad de detractores, pero los “Bloomers” lograron sentar las bases para el desarrollo y uso de prendas funcionales para la mujer, que le permitieran montar en bicicleta con la misma comodidad y libertad que los hombres.
Cómo veis, la bicicleta fue (sin pretenderlo en su origen), una herramienta crucial para que las mujeres de la época ganaran autonomía y libertad. Pudiendo hacer uso de ella en su lucha por la igualdad e independencia del hombre.
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